viernes, octubre 06, 2006

 

Endemientras...

Muchos se preguntarán cómo vivíamos entre una estación de muestreo y otra, en esos momentos en que el trabajo no dominaba nuestras vidas y podíamos hacer otras actividades...bueno, acá va un “resumen” de las cosas más salientes de las últimas semanas...


Uno de los hitos fundamentales a mediados de Agosto fue la reaparición del sol pegando de lleno en el velero. Ya los primeros indicios del ansiado regreso habían despertado las reacciones más delirantes con tal de poder agarrar un mínimo rayito de luz...a las pruebas me remito!!! Jajjaja...



El regalito inesperado que venía asociado con esta nueva ola de sol resultó ser la extrema luminosidad del ambiente. Con tanta nieve y hielo alrededor reflejando los rayos solares, estar afuera del velero, y a veces adentro también, se tornó una tarea imposible sin tener adosados a nuestras caras un par de anteojos oscuros. Inclusive después de un buen rato en el exterior se sentía el agotamiento en la vista, y en especimenes con ojos claros como yo, los efectos eran aún peores. Después de dos o tres días consecutivos de sol, el dolor de cabeza era una fija inevitable!!


El agujero de ozono también se hizo presente y por más que anduviéramos con filtros con factor de protección 45, los rayos UV rápidamente dejaron sus huellas en nuestras caras. Con el intenso bronceado que adquirieron en pocos días, contrastaban impresionantemente con la blancura extrema del resto de nuestros cuerpos. Y ni hablar de la marca “mapache” de los lentes!!! Listos para opacar a cualquier turista recién llegado a las playas!!

Lo bueno de la presencia del sol, además de la tan esperada prolongación de los días, ha sido la vuelta de las energías y las ganas de hacer cosas. El efecto de “invernada” se venía haciendo notar y ahora las pilas están recargadas nuevamente...sólo falta el tiempo para hacer todo lo que uno quiere!!!




El avance del febo también nos brindó la oportunidad de apreciar nuestros paisajes habituales con otros ojos. Los colores de los glaciares en el canal adquirieron nuevas tonalidades, se empezaron a destacar detalles que pasaban desapercibidos en la penumbra de las sombras, y sobre todo, comenzaron a formase estalactitas con el paulatino derretimiento de los hielos. Como barrotes pretendiendo aprisionar el azul más profundo de los témpanos, estas extensiones cristalinas fueron creciendo poco a poco dándole un aspecto de lo más extravagante a las anteriormente lisas fachadas de los glaciares.






Un excelente regalo para llevar como souvenir...eso sí, teniendo cuidado de no ir a buscarlo justo en el momento en que una de estas moles de hielo se venía abajo en medio de un estruendo ensordecedor, como hacen ahora habitualmente en las horas de pleno sol. Un espectáculo digno de verse, pero a unos metros de distancia!!

Mientras tanto, siguiendo aquel viejo dicho: “el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen”, el hielo que en pocos días había desaparecido de nuestras cercanías regresó con un poco de viento sur...y las jornadas siguientes con temperaturas cercanas a – 10 °C volvieron a asentarlo en nuestros alrededores!!



Volvimos a quedar varados para ir a muestrear, pero al menos recuperamos el paso hacia el canal...

Claro que para que estemos a la expectativa todo el tiempo, cuando ya pensábamos que tendríamos que ir a muestrear una vez más sobre las aguas congeladas, cuatro días de nieve, viento norte y termómetro en alza nos abrieron el camino de nuevo...por menos de un día!!! Si, esto ya se parecía una broma de mal gusto!!! Ya quedamos mareados de tanto cambio de un extremo al otro en tan poco tiempo. Así que ahora simplemente nos resignamos y esperamos a ver que pasa...viviendo el presente y sin poder proyectar mucho que digamos a futuro!! Jodeeeer!!!


En uno de esos intervalos con hielo pudimos hacer una incursión a la bahía vecina donde habíamos recalado en un principio cuando debimos abandonar Melchior. Con una extensión mucho más grande que el lugar en el que nos encontramos, parecía que habíamos ampliado nuestros horizontes de una manera increíble, duplicando nuestra capacidad de desplazamiento.




Un sábado de esos que el parecen de novela, con sol y nada de viento, salimos a investigar junto con Seba y Marco la estabilidad del hielo por esos pagos. Íbamos embutidos en los trajes secos, ya que teníamos que sortear un par de grietas cuya solidez desconocíamos.



Resultaron ser fácilmente sorteables, así que nos sentíamos como pingüinos desubicados emponchados con esos trajes, asándonos bajo el sol que pegaba a pleno. Cuando llegamos al borde del pack de hielo no lo dudamos y a los pocos minutos estábamos chapoteando en el agua como si se tratara de una pileta de verano. Realmente la sensación de flotar adentro de estos trajes cuando no se saca el aire es muy cómica. Lástima que al mojarnos la cabeza sin querer recordábamos que el agua en la que estábamos metidos tenía casi dos grados bajo cero de temperatura!!! Brrrrrr....mejor no!!!



Durante estos días una nueva actividad pareció tomar impulso en algunos miembros de la tripulación: la construcción de iglúes!! Francois y Amelie, nuestros expertos en artes esquimales Inuit, comenzaron con uno chiquito en el borde del glaciar donde un par de meses atrás hacía mis primeras armas con los esquíes.



Si ver cómo se construye uno de estos refugios es un espectáculo, pasar la noche en ellos es una experiencia inolvidable!!! El hielo que habitualmente parece inhóspito se transforma en un ambiente acogedor y relajante con sólo prender un par de velas. Una tonalidad anaranjada invade el interior, jugando con los relieves de los bloques de hielo que asombrosamente se mantienen juntos a pesar de que uno creería que se desploman en cualquier momento.



El silencio lo envuelve todo. Afuera, un paisaje de extraordinaria belleza rodea la fragilidad del iglú, que en comparación con el exterior es más que aceptablemente cálido. Después de tantas noches durmiendo en el velero sobre un generador, la paz y la calma de ese pequeño refugio me dieron la noche de sueño más plácida hasta el momento...




Con la salida del sol el ambiente vuelve a la vida y las paredes brillan con degrades interminables de blancos, azules, turquesas...un despertar que se condice con el resto de la noche. Y si sumamos la vista impactante que nos espera afuera al asomar la cabeza por el estrecho hueco de acceso, definitivamente podemos catalogar el pernoctar en un iglú sobre un glaciar en la antártida como una de las experiencias más espectaculares que se pueden vivir.





La cosa no paró allí y nuestros arquitectos continuaron con su labor incentivados por la buena recepción del primer iglú. Y se largaron a construir otro mucho más grande como espacio de uso general. Con Seba nos ofrecimos para ir a buscar hielo “transparente” para hacer unas ventanas y fue una buena excusa para recorrer las nuevas extensiones de la bahía vecina.



Nos pasamos una tarde recorriendo el lugar sin tener suerte. Cuando ya nos habíamos dado por vencidos y nos íbamos a sentar a tomar unos mates antes de regresar, Seba descubrió un cacho de témpano enorme cubierto por la nieve que estaba formado por ese hielo que buscábamos, traslúcido como el cristal y duro como la roca.

Nos llevó un buen rato, pero conseguimos una excelente cosecha de ventanas para el nuevo iglú...eso sí, nos costó uno y la mitad del otro arrastrar todo ese hielo de vuelta!!!





Una vez más, aprovechamos el momento justo. El viento al día siguiente fracturó el hielo en el acceso a la bahía y ya no pudimos regresar caminado a ese lugar...


El nuevo iglú fue inaugurado con una actividad social poco habitual en estos pagos: la proyección del primer documental sobre los esquimales, filmado en el año 1927!!! El contraste de la supermoderna computadora portátil de Francois sobre un trozo de hielo y unos guantes de piel de foca era notable!!! Debemos haber sido las primeras 10 personas en ver una película en un iglú en la Antártida!!!! Veladas paquetas?? Ja!!


Con la llegada de la primavera también arribaron nuevamente los animales, que hacía rato que estaban ausentes. Las aves resurgieron en grandes cantidades. Gaviotas, petreles, cormoranes y varias clases más que no tengo idea de cómo se llaman.


El “snow petrel” es mi favorito, con un blanco tan intenso que sólo se lo puede distinguir cuando se recorta en el azul del cielo. En todos los casos observarlos desplazarse plácidamente por los aires contagia tranquilidad.

Las grandes estrellas de la zona resultaron ser las focas Weddell. No por su actividad, ya que son inmensas bolas de grasa que no parecen hacer nada más en sus vidas que estar desparramadas sobre la nieve dormitando y resoplando cada tanto. El colmo del larveo!!!! En todo caso el interés que suscitaron se debió a que comenzaron a dar a luz...y las foquitas de Weddell se empezaron a multiplicar por el canal!!




Cada madre tiene una cría, que en los primeros días es un peluche con aletas y cola sobredimensionadas que bufa y chilla junto a su madre reclamando comida. A medida que pasan los días, siguen chillando y bufando y alimentándose, incrementando su tamaño de una manera vertiginosa que en pocas semanas ya llega a la mitad del de su progenitora.


Los primeros bebés acapararon toda la atención ya que era toda una novedad, y la posibilidad de poder filmar a una de las focas en proceso de parto era algo que no querían dejar pasar. Claro que la suerte nunca estuvo del lado de las cámaras y por lo general los nuevos habitantes de la zona optaban por arribar durante la noche, con un poco más de privacidad...


Poco a poco las parturientas se fueron multiplicando hasta el punto de que la entrada al canal ahora parece una maternidad, con 15 madres y sus respectivos cachorros de diferentes tamaños y edades, reclamando por turno su alimento con llamados que retumban y hacen eco en las paredes de los glaciares cercanos. Una ternurita!!!


Por otro lado, también aparecieron las focas cangrejeras, fácilmente distinguibles por su ecléctica y constante actividad, el opuesto total de las Weddell. Estos personajes de la fauna se la pasan correteándose, revolcándose, entrando y saliendo del agua todo el tiempo... hacen un derroche de energía que nos cansa hasta a nosotros!!! Y por supuesto, son las más divertidas de observar...



De los pingüinos, mis queridos y extrañados pingüinitos, ni noticia...se habrá corrido la bola de que ando por acá??? Jajjaja...noooo, si nos les voy a hacer nada!!!! Joder, justo los barbijitos que son tan sexy!!


El único caso fue la presencia de un solitario y desubicado...pingüino emperador!!!! Nada habituales por estas latitudes, estuvo paseándose a unos 100 metros del velero como preguntando si lo podíamos invitar a la choriceada que estaba teniendo lugar en la cubierta. Un caso extravagante fuera de lo común!



El lado deportivo reportó nuevas facetas y resucitó viejas costumbres. Con tanto cambio en las condiciones del suelo, la posibilidad de ir a correr quedó rápidamente coartada, por lo que decidimos volver a colocar las bicis sobre la Timonerie para aunque sea poder hacer algo relativamente independizados del clima.




La novedad fue que por fin comencé con el curso de francés que me había traído para aprender un poco mientras estábamos acá!! Es uno de esos sistemas en los que hay que repetir mil veces lo mismo y aproveché el tiempo de pedaleada para ir practicando. Esto suscitó infinitas gastadas ya que como se imaginarán, mi acento no es justamente similar al de ellos. Cabe destacar que el curso es de francés de Francia y no el Quebecois que hablan estos canadienses, que más o menos es como la diferencia entre el castellano de España y el ampliamente evolucionado y perfeccionado que usamos los argentinos!! Jajjaja...


Por supuesto, el curso me lo consiguieron trucho de internet y no tenía el libro para ver como se escribían las cosas, así que yo me las imaginaba como sonaban y listo. Claro, este idioma es más rebuscado que los mismos franceses y a pesar de que algo entiendo (no a ellos, su acento es terrible!!), me siento como un ruso hablando chino...o sea!!! Al menos como para mantener una conversación básica voy a tener, no?? “Ye vulé buar un bier, silvuplé”


Una nueva disciplina que surgió gracias a las bajas temperaturas fue la del patinaje sobre hielo. Si bien ya había hecho algunas armas previamente en pistas artificiales, nunca había probado sobre hielo natural, menos aún en el mar congelado...ni hablar estando rodeado de glaciares y nieve!!!



Mis pasos hacían retumbar la superficie que se ondulaba y amenazaba con quebrarse a cada momento. Pero se las bancó! Y asombrosamente, no me caí nunca!!! Es más, con Marco hicimos una performance artística que Seba nunca podrá olvidar...creo que aún tiene pesadillas al respecto!!



Como en la mayoría de las cosas por estos pagos, duró sólo dos días hasta que el viento cambió la fisonomía del lugar por enésima vez. La otrora pista de patinaje quedó convertida en un cementerio de témpanos en medio de las aguas abiertas...


Y claro, no podía faltar!! Tanto tiempo en estoas latitudes con dos fanáticos del fútbol como Mariano y Marco...se tenía que armar el picadito dominguero!!! A pesar de que el clima no era el más propicio y la cancha estaba un poco “pesada” por la nieve, salió partidito de fucchi con la muchachada.



Como en todo deporte grupal, siempre hay roces entre los equipos y algún que otro encontronazo...ahora bien, después de casi 7 meses de confinamiento en un lugar tan reducido como el velero, las reacciones se potencian y puede llegar a ser peligroso!!!! No nos matamos a patadas (por errarle a la pelota, claro...) de casualidad...jajajja, una buena manera de hacer terapia, no??


Entre estación y estación, cuando el clima ameritaba y teníamos tiempo, con Seba no dejábamos de aprovechar para tomarnos unos mates. El pibe salió un excelente partenaire para nuestra tradicional bebida, así que cada vez que se podía, allá íbamos en busca de algún atardecer con el mate a cuestas. Cada tanto algún otro se nos sumaba...y Mariano siempre aparecía como atraído por el aroma de la yerba húmeda! Implacable!!



El 21 de septiembre oficialmente comenzaba la primavera y tuve que explicarles un poco lo del día del estudiante y los festejos del caso. Para estos habitantes del hemisferio norte, el pic nic que proponía sonaba sin dudas algo ridículo!! El clima finalmente no dio para un evento masivo, pero estuvo suficientemente agradable como para matear con un glaciar de fondo y disfrutar del momento degustando un par de los últimos Havanna que me quedan...todo un tesoro a estas alturas y en estos pagos!!!




Pero no todas son flores...también suceden cosas poco afortunadas que ponen a prueba la paciencia y el carácter de uno. En una semana y pico tuve una racha de mala leche que no se puede creer!!! Empecé con el trafo de la compu portátil que se quemó de un minuto para el otro. Puf! Así nomás me quedé incomunicado y sin poder acceder a la máquina una vez que se le agotara la batería. Siguió la balanza que usamos para pesar los reactivos, que en un accidente de tráfico se cruzó en mi camino sin previo aviso y quedó agonizante. Por suerte yo salí ileso!!


Siguió una inundación en nuestra mesada de trabajo, donde estaba la computadora para los estudios de DIC (que ya tenía el Windows jodido), además del pHmetro, el termómetro digital y el fluorómetro portátil. Resulta que se tapó la cañería por lo que la pileta empezó a rebalsar, inundando toda la mesada. Stevens no tuvo mejor idea que sopletear con aire comprimido desde abajo, con lo que generó un violento geiser con reminiscencias de tsunami que empapó todo a tres metros a la redonda. Lo que iba a ser una mañana tranquila se convirtió en una operación de rescate que terminó con los equipos despanzurrados arriba de mi cama con un ventilador para secar los circuitos...alegría, alegría!!


Continuando con la cadena de sucesos nefastos, el MP3 que ya era una compañía habitual en las actividades diarias se emperró en no prender más...y no hubo caso. Algo parecido me pasó con el drive USB que usamos para bajar la data del GUV. Simplemente no dio más bola. Se colgó. Chau, no hay lola!!


Ah, y se me saltó un cacho de diente que infructuosamente trataron de arreglar Francois y Setvens en una maniobra que me hizo temer por la integridad del resto de mi dentadura...todas juntas!!!!




Algunas cuestiones se fueron solucionando con ingenio y un poco de alambre (para lo cual Stevens es un capo!!), otras aún están en vías de reparación...y las restantes, como mi pulgar (se acuerdan de aquel accidente en el hielo?) ya son un caso perdido...


Pero al mal tiempo buena cara!!! Hay que buscarle el lado positivo a las cosas y si había algo que nos podía alegrar la existencia a cada uno de los integrantes de la misión fue el aviso formal de que la bendita máquina desalinizadora estaba andando como correspondía. Y qué?, se preguntarán ustedes?? Pues eso significaba que ya podíamos pasar a bañarnos dos veces por semana!!!!! Y lavar la ropa semanalmente!!!!! Leluya!!!! El shock fue tan grande que por algún tiempo costó acordarse de que no había que esperar 7 días para bañarse de nuevo!!!! Qué placer!!!!!


Entre los eventos sociales más memorables tuvimos los cumpleaños de Mariano y de Stevens. El primero se destacó por un espectacular asadazo que nos mandamos al aire libre al costado del velero a pleno sol...y por el regalito de bienvenida para su nuevo año que le hicimos con Seba. A falta de negocios para comprar algo, qué mejor que regalar afectos, no? Así que tempranito por la mañana le preparamos el desayuno y se lo llevamos a la cama...vestidos adecuadamente a lo que él seguramente hubiera deseado: que se lo sirvieran dos potras espectaculares ligeras de ropa. A falta de potras, buenos éramos nosotros (dos yeguos???), y recurriendo al vestuario de Amelie nos produjimos un poco para generar la ilusión. Total, recién despierto ni se iba a dar cuenta de los pelos en el pecho!! Jajjaja...





A la noche fue inevitable entonar una de las canciones que se volvió un hito de los solteros/solitarios de abordo: “I’m just a Gigoló”. Y con qué ganas la cantamos una, dos, tres veces!!! “Aaaaaain’t got nobooooody!!!!” Momentos inolvidables...si, ya se, manden unas minas por favor!!!!! Jajjaja..



La velada de Stevens también tuvo lo suyo musicalmente. Esta vez fue una balada compuesta por Marco y Serge que se gestó cuando yo andaba bajoneado por el trafo que se me había quemado. Marco cazó la guitarra y en pocos minutos esbozó los lineamientos de la canción que en trazos generales decía que Stevens arregla lo que sea...así que, para qué preocuparse??? La versión final quedó excelente y además fue acompañada por un clip de fotos-karaoke más que ilustrativo...Setevens se nos emocionó y todo!!!



Una de esas noches de sábado en que el clima estaba fresco pero ideal para andar por afuera se gestó un nuevo asadito al aire libre. Lo original esta vez fue que pusieron los reflectores apuntando al hielo y armaron la mesa de ping pong junto al velero. Qué lujo, no? Comiendo lomito y al mismo tiempo pasando el rato de esa manera...creo que en mi vida voy a volver a comer tan bien como en estos meses!!!! Cómo voy a hacer para pasarme los próximos dos años a base de polenta, fideos y arroz durante mi viaje en bici por América???? Rehabilitación por favor!!!!



Imposible dejar pasar por alto un evento que ya es una tradición en la expedición del Sedna: los “5 to 7” que se hacen las fechas en que los días coinciden con el número del mes. Originalmente la cosa arranco allá por el 5/5, cuando hicimos la inauguración de la cabaña que hace de reservorio térmico y depósito provisorio en la entrada de proa, por donde se accede directamente a nuestro barrio del Bronx. Nos apelotonamos todos es ese reducido espacio y hubo comida, baile, guerra de nieve...de todo un poco.


Serge mantuvo el espíritu de la tradición vivo durante el resto del año y se convirtieron en eventos temáticos cuyo sitio de realización debía ser cada vez una parte diferente del velero.


Así, a pesar de estar en el pico depresivo del invierno, el 6/6 hubo una reunión en la sala de máquinas y fue el momento de las vinchas, en alusión a Francois y su recién estrenada bandana para mantener los crecidos pelos fuera de su cara...


El 7/7 hubo una mayor producción y se gestó una “beach party” en la parte donde se apretujan los freezers con la comida y el sistema desalinizador de agua. El ingenio fue tan lejos que con bolsas de nylon se armaron un sauna aprovechando el sistema de calefacción del purificador de agua y sus vapores. Un tacho con arena hacía las veces de “petit playa” para al menos recordar la sensación en la planta de los pies. El lugar estaba ambientado con redes, salvavidas y hasta una tabla de surf!! Obviamente la música predominante fue la de los Beach Boys!! Obligatorio ir con malla!!!!



En agosto el escenario se trasladó al coqueto barrio de Beverly Hills, en la parte posterior del velero. La fiesta esta vez era un evento “avant garde” y había que vestirse de acuerdo a la ocasión. A pesar de las gastadas, yo creo que lo mío fue bastante vanguardista: peluca roja (no pregunten de donde salió!!), pareo de Amelie, remera blanca al revés, bufanda de lana naranja chillón, gafas de seguridad (pero fashion!) y ojos delineados. Era o no algo revolucionario??? Pse, aún esta generación no está preparada para comprenderme...



El baño se convirtió en una sala de sushi y los neones provenientes de luces de emergencia vencidas brillaban tiñiendo todo de color azul, verde, amarillo y naranja flúo. Las bebidas se servían en tubos de ensayo y la sala de edición rebosaba de portátiles con diseños de colores que danzaban al son de la música new age. Ah, el calzado había que dejarlo en la entrada para colocarse unas originales pantuflas delicadamente realizadas con...siiii, los papeles que se usan como receptáculos en el incinolet!!!! Digamos que fue una velada fuera de lo común...


Nuestro más reciente evento tuvo lugar el 9/9 y esta vez la movida se armó en la “timonerie”. El “lei motif”? Baile de máscaras! Algunos se coparon y se adelantaron al Halloween continuando la máscara por el resto del cuerpo convirtiéndolo más que nada en un disfraz! Como a mí me agarró de último momento después de un largo día de trabajo, improvisé una máscara con una caja de Kit Kat a la que le adosé la frase “mangez moi”...simple, no? Después de comer un delicioso “pâté chinoise” (algo así parecido a un pastel de papa), Marco agarró la computadora del server y se armó una bailanta que se prolongó por varias horas...y bueh, el boliche más cercano queda a muuuuuchos kilómetros de acá!! Se hace lo que se puede, no??



Nos quedan aún las celebraciones del 10/10 y del 11/11...qué saldrá para esas ocasiones????


Mientras comienza la cuenta regresiva. A algunos les puede parecer mucho, a otros poco...pero en menos de 50 días arranca la odisea del retorno...eso nos deja mucho laburo por delante ya que no sólo tenemos que organizar la mudanza de las cosas de la carpa para reinstalarlas en el velero, sino que hay que tener en cuenta los detalles para nada mínimos de lo que es el movimiento durante la navegación. Ya nada será lo mismo. Los paisajes impactantes quedarán atrás, la rutina dará un vuelco de 180 grados...y mi estómago seguramente también!!!! Por lo que nos contaron esto se va a mover como negra en baile, así que no faltarán anécdotas de la travesía regreso hasta Canadá...




Entretanto seguimos con los muestreos, sujetos a los caprichos del hielo y el clima que parecen estar confabulados para simplemente agotarnos la paciencia!! Nunca pensé que definiría al hielo como “gata flora”!!!! Paciencia y a seguir probando!!!!



Hasta la próxima!!!!

Damián


miércoles, septiembre 20, 2006

 

Se fue para nunca más volver...


Tranquilamente podría ser la letra de algún tango nostálgico en el que un hombre triste se lamenta por la ausencia de un amor perdido...pero en estos pagos donde las féminas escasean más de lo que uno quisiera, se lo podemos adjudicar a nuestro querido, impredecible, temperamental y ahora esquivo hielo!!


Como si la caminata sobre las aguas congeladas transportando todo nuestro material de trabajo hubiera sido el producto de una fantasía derivada de la ingesta de hongos alucinógenos (no, tampoco tenemos de esos!), para sorpresa nuestra, esa gruesa capa de hielo que abundaba en nuestros alrededores y por la que nos desplazábamos cotidianamente se fue fracturando paulatinamente, dejándonos nuevamente en las cercanías de las aguas abiertas.


De qué manera ocurrió algo así y en tan poco tiempo? Luego de terminar con la última estación tuvimos una sucesión de días en los que el gran protagonista fue el intenso viento proveniente del norte. Los centros de baja presión se sucedieron uno atrás del otro y sin respiro. Las temperaturas que hasta el momento habían rondado los – 10 °C se elevaron hasta quedar pivoteando alrededor del cero.



Poco a poco el entorno fue cambiando. Se acumuló nieve por todas partes, se tornó imposible caminar sin raquetas para nieve y ese pastiche acuachento que se genera cuando se derrite el hielo se convirtió en nuestro terreno usual de desplazamiento.


El hielo que había en la cubierta comenzó a derretirse con lo que surgieron unas simpáticas goteras que de improviso te descargaban un chorro de agua en medio de la cama (manera poco agradable de despertarse, por cierto) o peor aun, podían caer sobre cosas más delicadas como la computadora en el escritorio. Las toallas se reprodujeron por todas partes!!


Cada día íbamos observando cómo la perseverancia de los elementos iba socavando la resistencia del pack de hielo que hace tan poco nos resultaba una plataforma segura de avance. La primera parte en desaparecer fue la que estaba por el punto de muestreo, en las aguas más expuestas a las inclemencias climáticas.



Una mañana notamos que habíamos pegado un salto en el tiempo y habíamos regresado a la situación de un par de estaciones atrás, donde con la ayuda del Qamutik habíamos logrado desembarcar el Zodiac a unos 100 m del velero en aguas abiertas.


Pero la cosa no paró ahí. Con una perseverancia intachable, el viento y la marea fueron haciendo avanzar las aguas lentamente hacia nosotros: 50 metros, 25 metros...10 metros!!!! Prácticamente ya podíamos descolgar el Zodiac derechito en el agua!!




La amarga idea de quedar aislados nuevamente a bordo del velero dependiendo de los Zodiacs para poder expandir los horizontes iba minando nuestros ánimos cada vez que una porción más de hielo se alejaba de nosotros.


A pesar de tener la salida al mar tan cercana al velero, aún teníamos que aguardar a que el viento nos permitiera salir a muestrear. Mientras tanto ya habíamos dejado todo preparado y estábamos a la espera de condiciones metereológicas adecuadas.


El miércoles 13 de septiembre parecía ser que nos largábamos. La noche había sido calma y estrellada, por lo que todo parecía indicar que tendríamos un buen día para salir a muestrear. Pero cuando miramos a las 6 de la mañana estaba horripilante. Cielo nubladísimo, un poco ventoso, se estaba viniendo la nieve...un asquito.


Obviamente pocas horas después de haber tomado la decisión de postergar todo para el día siguiente se despejó, salió el sol e hizo un día de puta madre como hacía muchísimo que no teníamos!!!


Las aguas estaban a pocos metros del velero y desde el comedor daba la sensación de estar anclados en un hermoso lago rodeado de glaciares. En el transcurso de la mañana y con una velocidad vertiginosa, se fueron formando unas grietas alrededor del velero que se fueron ensanchando y poco a poco la corriente se fue llevando el hielo.



Una franja de aguas abiertas de unos 10 metros de ancho cortaba el acceso al canal congelado y a la extensión por la que antes podíamos ir a correr. Ahora no quedaba otra que cruzar por encima del cerro o tomar un “taxi” con el Zodiac.


Pero a pesar de coartar ampliamente nuestra libertad de movimientos, lo que más nos preocupaba por esos instantes era que el hielo entre el velero y la costa también se estaba resquebrajando por todas partes. La ida a la carpa había dejado de ser algo trivial para convertirse nuevamente en una odisea.




Una zona de escombros de hielo de 4 metros de largo que se movían de un lado para el otro con la marea nos separaban de nuestro laboratorio de tierra. Y ahora? Cómo llevaríamos los 100 litros de agua muestreada para procesarlos en la carpa???


La idea de tener que subir y bajar el cerro desde la costa cargando semejante peso en los trineos, además de generar una dependencia total con los Zodiac para poder movernos, no nos convencía mucho que digamos.


Quedaba pues una sola solución: construir un sendero sobre la ladera del cerro en la margen izquierda de la bahía para poder transportar las cosas por allí, al menos mientras el hielo de ese costado del velero se mantuviera en su lugar!


Después de almorzar, con Seba nos pusimos manos a la obra...o más bien, palas a la obra! La tarea no era nada sencilla, ya que había que emparejar un terreno que caía en picada desde el glaciar y del lado de la carpa había que remontar unos 15 metros de pendiente pronunciada antes de encarar el paulatino descenso hasta el costado del velero.


Yo arranqué del lado de la carpa y desafié la mayor pendiente. Cuando me quise dar cuenta, más que un sendero estaba haciendo un túnel!!! Tenía paredes de casi dos metros de nieve a mis lados! Del velero se mataban de risa de ver como iba desapareciendo lentamente del paisaje...




No me quedó otra que hacer una especie de escalera ya que la pendiente seguía muy abrupta y cuando llegué al punto en el que me encontré con la parte que había comenzado Francois (que por suerte nos dio una mano) estaba a un metro y pico por debajo del nivel!!! Jajjaja...



Así nos pasamos más de tres horas del día...terminamos con una palma infernal, pero al menos estábamos listos para encarar la estación de muestreo. Así había nacido la “Scientific Highway” con peaje incluido y todo!!


Ahora podíamos ir y venir tranquilamente desde nuestro habitáculo de trabajo hasta el velero sin grandes inconvenientes. Eso sí, un detalle que no tuvimos en cuenta fue el de la gran amplitud de la marea! Si bien cuando empezamos a trabajar podíamos acceder directamente desde la costa a nuestro sendero, al volver durante el atardecer la diferencia de altura era de casi un metro y medio!!! Una zambullida vertiginosa hasta los hielos por debajo de nosotros...



El jueves, aunque el día no era el más agradable meteorológicamente hablando, dimos luz verde para hacer los muestreos. Como el Zodiac estaba amarrado en la proa y el hielo que aún quedaba al costado en la habitual zona de operaciones de la grúa era impracticable, terminamos descolgando todo el material desde la parte frontal del velero, abordando el Zodiac al mejor estilo pirata. Eso de andar resbalando por el casco del velero a las 7 y pico de la mañana no es precisamente lo que tenía en mente como trabajo de campo cuando vine para estos pagos!! Jajjaja...



El hielo que hace poco poblaba nuestra salida al mar abierto aún andaba dando vueltas por ahí y tuvimos que hacer un buen rodeo para encontrar una zona apropiada para trabajar. Además de la gran profusión de aves antárticas que hemos tenido en las últimas semanas y que no dejaron de otearnos desde los aires, también apareció una solitaria ballena Minke resoplando cada tanto a pocos metros de nosotros. La naturaleza en toda su expresión!





Transportar el agua por nuestra pista de desplazamiento requirió varios viajes y la ayuda de Mario y Serge, ya que los trineos estaban un tanto pesados y en las bajadas se iban disparados sin respetar límite de velocidad alguno!


Por fin después de un buen trabajito extra y que hacía unos días ni nos planteábamos tener que realizar, ya teníamos todo dispuesto para pasarnos el resto de la jornada en la carpa procesando las muestras.



Un detalle interesante surgió cuando teníamos que preparar los ensayos para amonio. Para evitar problemas de reactividad con la luz, era necesario trabajar en oscuridad o con luz verde. Hasta ahora no había sido un inconveniente y simplemente con cerrar las ventanas de la carpa teníamos el ambiente necesario. Pero esta vez el sol daba de lleno en la carpa, cuya tela roja, al cerrar las ventanas, convirtió el lugar en un cabarute barato de primer nivel!!



Una luz rojiza invadió la carpa y ocupaba cada rincón disponible! Nos sentíamos como utilizando visores infrarrojos!

Cómo hacer entonces para zafar de tanta radiación?? Nuevamente utilizando los recursos a mano, capturé una bolsa de basura tamaño gigante, la abrí al medio, puse la gradilla con los tubos debajo de ella y me enganché el otro extremo con una vincha a la cabeza. Así generé un práctico (y barato!) cuarto oscuro de emergencia que me permitió hacer los ensayos sin más complicaciones que la falta de comodidad...definitivamente se veía extraño!!! Jajjaja...



Como esperábamos, terminamos bien entrada la madrugada. La vuelta al velero por el senderito en la noche cerrada también tenía lo suyo. Caminar por un canal abierto en la nieve con tramos en que las paredes están al nivel de la cabeza, en medio de la oscuridad y calma de la noche, no es precisamente la manera más habitual de regresar del laburo!


Lo mejor era irse a dormir lo antes posible, ya que aún nos quedaba otra jornada completa por delante para terminar con la estación.


Afortunadamente el viernes salió un día potable y con un sol que amagaba a salir en cualquier momento. El panorama en el agua había cambiado rápidamente de un día para el otro, mostrando signos de un incipiente congelamiento. Otra vez el hielo??? Mmmmm, quién sabe!!



Mientras sacábamos las muestras de agua con la botella Niskin, nos quedamos petrificados de la sorpresa al ver que prácticamente debajo nuestro aparecía una ballena Minke resoplando a centímeros de Mario, rozando con su gigantesco cuerpo nuestra frágil embarcación. Reapareció un par de veces más como tratando de ver qué éramos y después se esfumó...los regalos extraordinarios de trabajar en estas latitudes...


Más allá de alguna que otra complicación experimental que nos daría tareas en qué entretenernos en los próximos días, todo terminó bien y cerramos la estación Christine con un balance más que positivo y optimista. Ya era hora, no? Jjajaja...


This page is powered by Blogger. Isn't yours?